Mayra Santos-Febres: “Escribir se convirtió en mi manera de ir descubriendo verdades” | MÁS LITERATURA

 


Mayra Santos-Febres (1966) es una artista puertorriqueña que se adentra a escribir diferentes géneros literarios, como poesía, narrativa y ensayo. Su trabajo ha sido reconocido a nivel internacional, ganando diversos premios, entre los que destacan el Premio Letras de Oro, de Estados Unidos, y el Premio Juan Rulfo.

Su carrera literaria comenzó cuando era niña, pero nadie le hacía caso porque no mostraba sus textos y no creció en una familia demasiado lectora. De hecho, en una entrevista que realizó Lucía Asué Mbomío Rubio, la escritora confesó que en su adolescencia se atrevió a mostrarle sus escritos a su maestra, y ella los criticó y comenzó a formarla literariamente. Desde ese momento comenzó a leer lo que deseaba y a intentar escribir todos los días:

Nadie me aconsejó nada acerca de leer. Tan sólo me pusieron un buen libro, un libro pertinente, en las manos. Acerca de escribir, mi maestra de Español, Ivonne Sanavitis, me dijo que escribiera todos los días. Nunca he podido seguir ese consejo, pero escribo en libretas de notas continuamente, no todos los días, pero continuamente. Eso sí me ha servido mucho para cultivarme como escritora.

Con el tiempo, esta constancia en la lectura y en la escritura, la llevó a publicar en revistas y periódicos internacionales, principalmente en la Revue Noire de Francia, en Review: Latin American Literature and Arts, de Nueva York y la Casa de las Américas en Cuba.

Para la escritora, escribir no sólo puede ser considerado un acto de creación, sino también en un acto relacionado con el autoconocimiento: “Escribir se convirtió en mi manera de ir descubriendo verdades y buscando respuestas dentro de mí y de mi cabeza”. Por eso, su estilo literario es disruptivo, complejo y, en ciertos momentos, llenos de carga de denuncia social, esto sin llegar al panfleto y el adoctrinamiento de ideologías. Ella escribe para mostrar su amor por el Caribe, su pasión por la salsa y el bolero, pero también escribe para mostrar que América Latina tiene un pasado difícil en muchos aspectos sociales. Por ejemplo, en su novela Sirena Selena, narra la historia de un travesti que busca diferentes oportunidades para lograr una carrera artística en el canto, pero durante su viaje encuentra a un hombre de negocios con el que tiene una gran aventura. De esta manera, muestra un Caribe difícil en el mundo del arte, los negocios y la identidad sexual.

En cuanto a su poesía, aunque es muy difícil definirla, pueden encontrarse elementos afroamericanos, con lo que construye y deconstruye la historia de la esclavitud que existió en Puerto Rico y en otros países de América Latina. Asimismo, retoma elementos rítmicos, musicales y lingüísticos de las diferentes culturas afroamericanas, con el objetivo de crear un estilo de poesía único donde se busca cuestionar los cánones de belleza, de poder y de color de piel.

Por las razones anteriores, compartimos tres poemas para conocer parte de la obra de Mayra Santos-Febres:

Mi abuela me ve pasar

Mi abuela me ve pasar
por su pupila izquierda,
me recomunica toda la sabiduría
adquirida em mi niñez
entre tabla y tabla de multiplicar
(2x1 = 2 el té de gengibre
alivia el aire en la barriga
2x2 = 4 que sólo son espíritus encajados
2x3 = 6 el mal de amor se cura
con semillas de caoba
2x4 = 8 guardados donde más
le duele a una el amor)
por eso es que la pubis de mi abuela
es raíces de caobo
por eso es que los mozambiques del

                                                         barrio

anidan en sus greñas de carbón
y tanto se restriegan en ellas
que se han transubstanciado
en proteínas.

 

Sale a darle clemencia

Sale a darle clemencia al universo,
a su lado
se coagula toda bruma en paralela negritud:
mi abuela
reordena el caos nómada
de todas las mañanas
cuando todavía no bullen
sus deliberadas tetas opíparas
de querer atrapar el escándalo
y volverlo hojas secas para barrer.

 

Espero mi pasado

Espero mi pasado
al pie de la escalera.
La luz choca en mis hombros
crece y se regala
a mi intersección encogida.
Todos los polvos suaves
de todos los caminos se congregan en mis pupilas
para deliberar sobre mi caso desahuciado.
No hay órbitas, ni eclipses, ni palomas grises.
Sólo estoy yo
sentada al pie de la escalera
con el universo revertido en mi cintura,
con el sol hinchándome las axilas,
con la soledad mamándome del seno.

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