Lars Von Trier y la desromantización de los asesinos seriales | MÁS LITERATURA

Lars Von Trier Portada La casa de Jack


En la película La casa de Jack, Lars Von Trier muestra la falta de empatía de la sociedad y la crudeza de los psicópatas. De esta manera, desromantiza las figuras de los asesinos seriales que aparecen en los programas de televisión, principalmente, aquellos que son extremadamente racionales, saben empatizar y se colocan dentro de la sociedad sin ningún problema.

En el caso de Jack nada es tan sencillo, porque en la película el personaje principal no sabe empatizar con nadie, no sabe relacionarse ampliamente con la sociedad y tampoco puede expresar sus sentimientos, incluso cuando Jack asesina, toma fotografías e intenta imitar las sensaciones de sus víctimas.

Y, aunque, la película de Trier muestra una crudeza tan compleja, que hace recordar al espectador el estilo y el método de asesinato de Ted Bundy, el director danés también refleja sus influencias cinematográficas, musicales y literarias.

Por ejemplo, cuando aparece el pianista Glenn Gould, la escena es similar a la de la Lista de Schindler, de Spilberg, pues en ambos casos los músicos tocan Bach como una alerta de peligro que se aproxima en la trama del filme.

En sí, Trier comparte muchos elementos en los que se pueden reflexionar. Sin embargo, es necesario hablar de lo aparentemente obvio. Es decir, de su gran influencia literaria llamada La Divina Comedia, de Dante Alighieri.

En su filme, aparece el personaje Verge, que es la representación de Virgilio. Él escucha a Jack todo el tiempo mientras descienden los círculos del infierno. Por tanto, para que Jack sea juzgado, necesita compartir cinco incidentes que lo marcaron en su vida.

El primer incidente es la representación del terror humano que suscitará en toda la película. Esto es similar al libro de Dante, pues comienza con el proemio al infierno. Es decir, muestra el miedo que puede existir en las personas ante cualquier situación aterradora que atente en contra de la dignidad humana.

En consecuencia, el personaje de Uma Thurman puede ser un indicador del sadismo que el espectador presenciará durante todo el filme. Y si esto no es suficiente, podemos sumar que este mismo personaje representa a uno de los más grandes pecados capitales: la soberbia.

El segundo incidente que rememora Jack, es el de una señora a la que le prometen aumentarle la pensión. Sin embargo, por esta situación, Jack se aprovecha y decide hacer su trabajo sucio. Esto parece no tener ninguna referencia literaria. No obstante, la señora pierde su vida por uno de los pecados capitales más recurrentes en la humanidad: la avaricia.

El tercer incidente es el más cruel, Jack encuentra una familia, y como se sabe a lo que se dedica, no se darán detalles específicos. Aunque es indispensable remarcar el sobrenombre de uno de los infantes, a quien le decían: gruñón.

Este pequeño detalle marca a toda la familia, pues representa un signo de ira. Sí, aunque sean mínimos los detalles, en la literatura importan los nombres. Por tanto, Jack decide utilizar un rifle para terminar con el pecado capital de la ira.

El cuarto incidente se enfoca supuestamente en el amor, principalmente entre Jack y una chica, pero esta relación no va hacia ningún lado, porque Jack decide hacer nuevamente su trabajo sucio. En consecuencia, las escenas violentas representan el castigo del pecado capital más conocido en el mundo: la lujuria.

El quinto incidente es un tema abierto. En sí, no se sabe si Jack logró su cometido, porque en ese momento aparece Virgilio y lo hace descender al infierno.

Aunque aquí sólo se mencionan cuatro pecados capitales, es necesario aclarar que los otros tres no se observan de manera directa, debido a que la película de Trier está marcada por símbolos, espejos y reflexiones que pueden ocultar los elementos restantes.

En este sentido, el espectador deberá estar atento a cada detalle en La casa de Jack, porque puede rastrear más influencias literarias que van más allá de Dante Alighieri, por ejemplo, se puede hablar de William Blake y Dostoievski. Sin embargo, esa ya es otra historia que requiere un análisis más detallado y complejo.

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