Efraín Huerta: de la publicidad a los poemínimos | MÁS LITERATURA

Efraín Huerta Artículo

 

Efraín Huerta es conocido por crear los humorísticos poemínimos y por ser fiel seguidor del Atlante, su equipo favorito de futbol. Sin embargo, su vida no sólo puede resumirse en estos dos aspectos, sino que es más interesante de lo que muchos pueden esperar.

Para empezar, Efraín Huerta nació en una época difícil en el país (1914), pues la Revolución mexicana se encontraba en su máximo esplendor. Este evento histórico lo marcaría de por vida, porque décadas después se uniría al Partido Comunista Mexicano, y comenzaría a escribir poesía con un alto sentido político.

Durante su juventud, Efraín tuvo diversos trabajos que no fueron de escritor, sino de dibujante de pósteres publicitarios, este gusto por el dibujo y la pintura continuó cuando él y toda su familia se mudaron a la Ciudad de México, pues aplicó a la Academia de San Carlos, pero no pudo ingresar debido a que debía materias, por lo que continuó sus estudios en la Preparatoria Nacional.

En esta escuela encontró a dos grandes profesores, que lo llevarían al mundo de las letras: Julio Torri y Agustín Loera y Chávez. Por la incertidumbre de su futuro, en 1933, Huerta ingresó a la UNAM para estudiar derecho. No obstante, en 1935, cuando publicó su libro Absoluto Amor, decidió dejar las leyes para dedicarse totalmente a la literatura.

El estilo de sus primeros libros de poesía se caracteriza por temas coléricos, vehementes, amorosos, incautos y eróticos. Sin embargo, con el tiempo, Huerta trataría otros temas, estilos y formas en su poesía, por ejemplo, en el libro Los hombres del alba, Efraín Huerta convierte por primera vez a la Ciudad de México en un personaje colectivo, retratando su odio y su amor por cada una de las calles y monumentos de la ciudad.

Huerta también sería el poeta más popular de su generación por su actividad política. En 1935, formó parte de la Federación Comunista, donde conoció a José Revueltas. Entablar esta relación de amistad le garantizó su entrada al Partido Comunista Mexicano, en 1936.

Durante la década de 1950, Huerta viajó a la Unión Soviética y Europa del Este, todas estas experiencias le permitieron publicar su libro Poemas de viaje. En el poemario se encuentran una magnitud de reflexiones políticas y sociales sobre los países que visitó cuando fue Secretario General del Consejo de Partidarios de la Paz.

A pesar de ser un escritor comprometido, Huerta sería considerado un poeta satírico y con un gran sentido del humor, pues creó el artefacto verbal que mataría a todos de risa: el poemínimo. El poemínimo se caracteriza por ser una creación breve y lúdica (similar al antipoema), que permite comprender sensaciones y experiencias difíciles de expresar, como la crítica social, la crítica moral, o el cuestionamiento de las formas académicas para crear arte.

Creo que cada poema es un mundo. Un mundo y un aparte. Un territorio cercado, al que no deben penetrar los totalmente indocumentados, los censores, los líricamente desmadrados. Un poemínimo es un mundo, sí, pero a veces advierto que he descubierto una galaxia y que los años luz no cuentan sino como referencia, muy vaga referencia, porque el poemínimo está a la vuelta de la esquina o en la siguiente parada del Metro. Un poemínimo es una mariposa loca, capturada a tiempo y a tiempo sometida al rigor de la camisa de fuerza. Y no la toques ya más, que así es la cosa. La cosa loca, lo imprevisible, lo que te cae encima o tan sólo te roza.

Efraín Huerta en Estampida de poemínimos 


La recepción de los poemínimos por parte de los lectores tuvo cierto desconcierto, porque creían que eran sencillos de realizar y, por tanto, comenzaron a copiar el estilo. Sin embargo, no tuvieron fortuna, pues la creación de un poemínimo parece facilísima, se cree que cualquiera lo hace, pero los imitadores encontraron que era extremadamente difícil, porque Efraín Huerta comenzó a realizarlos desde su publicación Poemas prohibidos, que apareció en 1946, y tomaron más fuerza treintaidós años después, cuando apareció su libro 50 poemínimos, en 1978. Es decir, Efraín Huerta llevaba casi una vida creando un estilo único que permitiera mostrar la poesía de una manera tan profunda y, a su vez, lúdica, sarcástica y popular.

Los poemínimos no fue lo único que caracterizó el trabajo literario de Efraín Huerta, porque también se dedicó al periodismo y a la crítica cinematográfica. De hecho, él fue una parte importante para fundar la asociación civil llamada Periodistas Cinematográficos de México.

Lamentablemente, el trabajo de Efraín Huerta terminó el 3 de febrero de 1982, cuando murió en la Ciudad de México, a causa de una insuficiencia renal.

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