Remedios Varo: Sueño sobre Leonora Carrington | MÁS LITERATURA

Remedios Varo Cartas



Estoy lavando una gatita rubia en el lavabo de algún hotel, pero no es cierto, parece más bien que es Leonora, que lleva un abrigo amplio y que necesita ser lavado. La rocío con un poco de agua de jabón y sigo lavando la gatita, pero muy perpleja y turbada, porque no estoy segura de a quién estoy bañando. Alguien, alguna de las dos, me dice que el señor Gamboa se acaba de ir a Bruselas y que antes de salir me ha enviado un telegrama certificado, ordenándome pintar en color tórtola la fachada de su casa. Me entra una angustia mortal y en ese momento tocan a la puerta. Voy a abrir y veo un personaje embozado en una capa oscura y con un sombrero de paja veraniego. Me dice que viene de parte de la señora Amarilla. ¡Claro!, entiendo inmediatamente que el amarillo como fuerza conciliatoria y determinante me es muy favorable. 

Le hago entrar y me parece algo peludo, a la manera no natural de un actor de teatro. La gata-Leonora ha desaparecido. Yo siento un terror súbito: ahora voy a saber algo que mejor ignorase. Este hombre misterioso me lo va a decir. Efectivamente, se sienta y empieza a quitarse el disfraz, el sombrero, el exceso de pelos, barbas, etcétera, y entonces reconozco a Juan. Él se ríe mucho y me dice: “¡Quelle bonne farce! Vine para advertirte de algo Entonces, yo me puse a llorar desconsolada, porque comprendí en seguida lo que significaba algo. También sentí un terror muy grande, y lloré y me desperté. Ahora no sé ya qué quería decir algo (dos de la mañana) y estoy pensando y pensando y no me puedo acordar qué era. En mí todo está seguramente muy mal, si yo imagino que Juan entra, ahora, en este lugar común y corriente, sin gatas rubias ni nada, no sabría cómo decirle que he comprendido, porque en realidad he olvidado, sólo sé que no me parece enteramente él, más bien una…
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