Reinaldo Arenas contra Fidel Castro, la homofobia y el VIH | MÁS LITERATURA

 




Hablar de Reinaldo Arenas es hablar de la lucha por el arte, la libertad sexual y el combate contra Fidel Castro.

Arenas nació en Cuba, en Aguas Claras. Vivió su infancia en el campo de la provincia de Oriente. Posteriormente, su familia se mudaría a Holguín, lugar donde se haría consciente de la naturaleza y del gran trabajo que existe en el campo.

Reinaldo Arenas era un idealista de la revolución cubana, pues manifestó su gran rechazo hacia la dictadura de Batista. Sin embargo, por la cruda realidad que existía en la isla, él mismo se desencantaría de los ideales y sería un disidente de los propósitos de Fidel Castro.

Esto lo llevaría a una extensa observación y persecución por parte del gobierno de su país. Además, como nunca negó su homosexualidad, le generó un gran rechazo social. Así que el escritor nunca pudo permanecer tranquilo en su propio hogar.

A pesar de muchas situaciones en su contra, Reinaldo Arenas era muy querido como escritor. De hecho, cuando publicó Celestino antes del alba, vendió todos sus libros en una semana.

Sin embargo, por su lucha por la libertad del pueblo cubano y por sus preferencias sexuales, Arenas fue encarcelado y torturado. Esto le generó un gran disgusto por su persona, por su identidad y por su vida. Incluso en su autobiografía Antes que anochezca cuenta sus profundos estados de ánimo de alegría, pero también de tristeza por vivir en lugar donde la tolerancia era nula.

Afortunadamente, en 1980 el escritor logró salir de Cuba a través de un éxodo masivo de disidentes que autorizó Fidel Castro. De esta manera, Reinaldo llega a Nueva York, descubriendo las maravillas de una de las ciudades más imponentes del mundo. Aunque esto no le sorprende mucho, porque durante su estancia en Estados Unidos se contagia de VIH y tras luchar severamente contra el SIDA, decide suicidarse, dejando la siguiente carta:

“Queridos amigos: debido al estado precario de mi salud y a la terrible depresión sentimental que siento al no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida. En los últimos años, aunque me sentía muy enfermo, he podido terminar mi obra literaria, en la cual he trabajado por casi treinta años. Les dejo pues como legado todos mis terrores, pero también la esperanza de que pronto Cuba será libre. Me siento satisfecho con haber podido contribuir, aunque modestamente al triunfo de esa libertad. Pongo fin a mi vida voluntariamente porque no puedo seguir trabajando. Ninguna de las personas que me rodean están comprometidas en esta decisión.

Sólo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país.

Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la Isla, le exhorto a que siga luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota, sino de lucha y esperanza.

Cuba será libre. Yo ya lo soy.

Reinaldo Arenas.

New York”.
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