5 antipoemas de Nicanor Parra | MÁS LITERATURA

 

5 antipoemas de Nicanor Parra


Nicanor Parra (1914-2018) fue un escritor chileno, que revolucionó el mundo de la literatura al fundar la antipoesía. Con esta forma de expresión artística, buscaba romper con todas las normas académicas que, históricamente, habían generado una “alta cultura”, dejando a un lado y desprestigiando la “cultura popular”.

En este sentido, los antipoemas de Nicanor Parra se oponen a la polarización en el arte, y buscan encontrar lectores sin importar su nivel de estudios o su nivel socioeconómico. Por tanto, en los versos se encontrarán refranes, dichos populares, crítica social, política y religiosa, y también mucho humor.

De esta manera, se rompen ciertos moldes académicos y también se recupera el canto de los rapsodas y los juglares. Asimismo, se recupera la estética del absurdo que proponían las vanguardias literarias, principalmente el surrealismo.

Por tanto, en este artículo, compartimos 5 antipoemas de Nicanor Parra que ejemplifican la explicación anterior.

DESORDEN EN EL CIELO


Un cura sin saber cómo,
Llegó a las puertas del cielo,
Tocó la aldaba de bronce,
A abrirle vino San Pedro:
“Si no me dejas entrar
Te corto los crisantemos”.
Con voz respondióle el santo
Que se parecía al trueno:
“Retírate de mi vista
Caballo de mal agüero.
Cristo Jesús no se compra
Con mandas ni con dinero
Y no se llega a sus pies
Con dichos de marinero.
Aquí no se necesita
Del brillo de tu esqueleto
Para amenizar el baile
De Dios y de sus adeptos.
Viviste entre los humanos
Del miedo de los enfermos
Vendiendo medallas falsas
Y cruces de cementerio.
Mientras los demás mordían
Un mísero pan de afrecho
Tú te llenabas la panza
De carne y de huevos frescos.
La araña de la lujuria
Se multiplicó en tu cuerpo
Paraguas chorreando sangre
¡Murciélago del infierno!”

Después resonó un portazo,
Un rayo iluminó el cielo,
temblaron los corredores
Y el ánima sin respeto
Del fraile rodó de espaldas
Al hoyo de los infiernos.

EPITAFIO

De estatura mediana,
Con una voz ni delgada ni gruesa,
Hijo mayor de profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de ídolo azteca
-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!

MADRIGAL

Yo me haré millonario una noche
Gracias a un truco que me permitirá fijar las imágenes
En un espejo cóncavo. O convexo.

Me parece que el éxito será completo
Cuando logre inventar un ataúd de doble fondo
Que permita al cadáver asomarse a otro mundo.

Ya me he quemado bastante las pestañas
En esta absurda carrera de caballos
En que los jinetes son arrojados de sus cabalgaduras
Y van a caer entre los espectadores.

Justo es, entonces, que trate de crear algo
Que me permita vivir holgadamente
O que por lo menos me permita morir.

Estoy seguro de que mis piernas tiemblan,
Sueño que se me caen los dientes
Y que llego tarde a unos funerales.

SOLO DE PIANO

Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia,
Un poco de espuma que brilla en el interior de un vaso;
Ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
No son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;
Ya que nosotros mismos no somos más que seres
(Como el dios mismo no es otra cosa que dios)
Ya que no hablamos para ser escuchados
Sino que para que los demás hablen
Y el eco es anterior a las voces que lo producen,
Ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos
En el jardín que bosteza y que se llena de aire,
Un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir
Para poder resucitar después tranquilamente
Cuando se ha usado en exceso de la mujer;
Ya que también existe un cielo en el infierno,
Dejad que yo también haga algunas cosas:

Yo quiero hacer un ruido con los pies
Y quiero que mi alma encuentre su cuerpo.

CARTAS A UNA DESCONOCIDA

Cuando pasen los años, cuando pasen
los años y el aire haya cavado un foso
entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
y yo solo sea un hombre que amó, un ser que se detuvo
un instante frente a tus labios,
un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿dónde estarás tú? ¡Dónde
estarás, oh hija de mis besos!
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