Vasos comunicantes: Hermann Hesse y Elena Garro | MÁS LITERATURA

Elena Garro y Hermann Hesse

 

Es extraño hablar de una relación literaria entre Hermann Hesse y Elena Garro. Sin embargo, esto es posible con los vasos comunicantes.

Los vasos comunicantes son un término que Mario Vargas Llosa obtuvo de la Física para aplicarlo, generalmente, en la narrativa. Por tanto, este concepto se refiere a la existencia de diversos elementos que permiten formar un diálogo entre dos o más obras. Es decir, los personajes, las atmósferas, las tramas u otros aspectos que conforman una historia, pueden estar conectados con otros relatos.

Esto genera una comunicación sobre un tema en particular y, a su vez, tal aspecto permite interpretar y enriquecer de mejor manera las obras literarias.

Ahora sí podemos intentar una definición de los ‘vasos comunicantes’. Dos o más episodios que ocurren en tiempos, espacios o niveles de realidad distintos, unidos en una totalidad narrativa por decisión del narrador a fin de que esa vecindad o mezcla los modifique recíprocamente, añadiendo a cada uno de ellos una significación, atmósfera, simbolismo, etcétera, distinto del que tendrían por separado. La mera yuxtaposición no es suficiente, claro está, para que el procedimiento funcione. Lo decisivo es que haya ‘comunicación’ entre los dos episodios acercados o fundidos por el narrador en el texto narrativo. En algunos casos, la comunicación puede ser mínima, pero si ella no existe no se puede hablar de ‘vasos comunicantes’, pues, como hemos dicho, la unidad que esta técnica narrativa establece hace que el episodio así constituido sea siempre algo más que la mera suma de sus partes.

Mario Vargas Llosa, Cartas a un joven novelista.

Teniendo en cuenta esta breve referencia sobre los vasos comunicantes, se puede hablar de la relación existente entre la novela Siddhartha, de Hermann Hesse, y la obra de teatro Un hogar sólido, de Elena Garro.

El primer texto aborda temas sumamente filosóficos, que permiten cuestionar la existencia humana y su conformación como sociedad, tomando como referencia las creencias y los ideales. En este sentido, Siddhartha puede ser considerado como Buda, porque durante toda su vida descubre situaciones nuevas que lo llevan a contemplar la continuidad y el concatenamiento de las cosas que conforman al mundo. Y, esto, en su conjunto, permite la redención del Yo.

Por tal motivo, la novela no termina con la famosa plática entre Siddhartha y Gotama, sino en la conversación con Govinda, a quien le compartió su doctrina, que estaba más enfocada en la contemplación y entendimiento de la vida a través de las acciones y no por medio de los discursos.

Una cosa, ¡Oh, venerable maestro! Me ha admirado de tu lección. Todo en ella es enteramente claro, todo en ella es concluyente. Muestras el mundo como una cadena completa, nunca interrumpida; como una cadena eterna, soldada con causas y efectos. Nunca se ha visto esto tan claro, nunca ha sido representado de manera tan irrefutable; ciertamente que el corazón de todo brahmán ha de latir con más fuerza y amor cuando contemple el mundo a través de tu doctrina, viéndolo enteramente concatenado, sin lagunas, claro como un cristal, no dependiendo de la casualidad ni de los dioses. Si es bueno o malo, si la vida es en sí dolor o alegría, está por dilucidar, y es posible que no sea cosa muy esencial aclararlo, pero la unidad del mundo, la interdependencia de todo suceso, lo grande y lo pequeño circundado por la misma corriente, por la misma ley de las causas, del ser y del morir, todo esto resplandecía en tu hermosa lección, ¡oh Perfecto! Pero, según tu doctrina, esta unidad y consecuencia de todas las cosas se rompe sin embargo en un punto, a través de una laguna insignificante irrumpe en este mundo de unidad algo extraño, algo nuevo, algo que antes no estaba y que no puede ser señalado y probado: es tu teoría sobre el vencimiento del mundo, de la redención. Con esta pequeña laguna, con esta pequeña interrupción, se rompe de nuevo la eterna ley del mundo. Te ruego me perdones que formule esta objeción.

Diálogo de Siddhartha dirigido a Gotama | Hermann Hesse, Siddhartha

 

Ya lo sé, Govinda. Y mira: ya estamos en medio de la espesura de las opiniones, en una batalla de palabras. Pues no puedo negar que mis palabras sobre el amor están en contradicción, en aparente contradicción con las palabras del Gotama. Precisamente por esto desconfío tanto de las palabras, pues sé que esta contradicción es aparente. Sé que soy una sola cosa con Gotama. ¡Cómo, entonces, no ha de conocer Él el amor; Él, que ha conocido la existencia humana en su caducidad, en su nulidad, y, sin embargo, amó tanto a los hombres que empleó toda una larga y penosa vida en ayudarlos, en instruirlos! También en él, también en tu gran maestro, amo más la cosa que las palabras; sus acciones y su vida son más importantes que sus discursos, son más importantes sus ademanes que sus opiniones. Veo su grandeza no en sus discursos ni en sus pensamientos, sino en sus actos, en su vida.

Diálogo de Siddhartha dirigido a Govinda | Hermann Hesse, Siddhartha.

Con lo anterior, se observa cómo Hermann Hesse reflexiona sobre la unidad que conforma al todo. Esto significa que todo lo bueno, lo malo, lo material y lo metafísico generan una ambivalencia que es necesaria para entender lo que es en sí la naturaleza y la vida. En otras palabras: la esencia de las cosas es un eterno círculo que se renueva constantemente para lograr que la vida fluya. Sin embargo, en este círculo no se diferencia el bien del mal, porque estos conceptos son potencias de las cosas. Es decir, el bien es ya un mal que es necesario para conformar la unidad del todo: una sinécdoque.

En literatura, la sinécdoque es una figura retórica que permite representar una parte por el todo, o viceversa. Por ejemplo, cuando se dice “la hoja es la naturaleza”, se refiere a que una parte del árbol identifica todos los elementos que componen un ecosistema.

En este sentido, cuando se lee Un hogar sólido, de Elena Garro, se encuentra con facilidad la sinécdoque, puesto que los personajes se convierten en una cosa, situación o lugar que representa el todo.

VICENTE: ¡El toque de queda! Me voy. Soy el viento que abre todas las puertas que no abrí, que sube en remolino las escaleras que nunca subí, que corre por las calles nuevas para mi uniforme de oficial y levanta las faldas de las hermosas desconocidas… ¡Ah, frescura! (Desaparece).

Elena Garro, Un hogar sólido.

Dicha figura retórica se utiliza en esta obra, porque permite representar que la muerte de los personajes es un estadio de aprendizaje, que les posibilita la comprensión de un mundo físico y metafísico. Por tal motivo, cada personaje se convierte en una cosa para comprender la ambivalencia del todo y así lograr entrar al cielo:

CLEMENTE: Después de haber aprendido a ser todas las cosas, aparecerá la lanza de San Miguel, centro del universo, y a su luz surgirán las huestes divinas de los ángeles, y entraremos en el orden celestial.

Elena Garro, Un hogar sólido.

Aunque la diferencia de la obra de Hesse y la obra de Garro radica en perspectivas filosóficas y religiosas distintas, los vasos comunicantes que se encuentran son los siguientes:

  • Los personajes deben aprender la esencia individual de las cosas para entender la totalidad de un ser divino, o simplemente redimirse del Yo.
  • La vida y la muerte son estadios complementarios para la comprensión del todo.
  • Las perspectivas religiosas, hasta cierto punto, buscan la liberación del Yo para alcanzar una liberación completa del alma, ya sea para abandonar el mundo o formar parte de él en diversas formas.
  • Los elementos metafísicos y físicos se cuestionan severamente para otorgar una perspectiva no banal de la vida.
  • El trayecto vital y no vital de los personajes es un continuo aprendizaje para comprender a contemplar la esencia de las cosas y reconocer que la existencia es un conjunto de esencias en el universo.
  • La sinécdoque es la parte más importante de las obras de Hesse y Garro, porque muestran una perspectiva poética de la vida.

Existen más elementos que podrían obtenerse en la lectura de estas obras. Sin embargo, en este artículo, sólo se intenta mostrar una breve parte de los vasos comunicantes que aparecen en Siddhartha y en Un hogar sólido.

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